Los principios, valores y la muestra práctica de la ética judeo-cristiana que recibí en el NGC, han sido determinantes para mi carrera, en mi rol como ciudadano, como profesional y como persona. Pocas instituciones pueden influir en los individuos tanto como los colegios y el NGC es una máquina de construcción de personas integrales.

Estudiar en un colegio en el que me enseñaron no solamente a pensar sino también a creer, me permitió llenarme de herramientas para vivir la vida con coherencia. El NGC fue determinante en mi vida para entender mi identidad como hijo de Dios.

Los principios y valores cristianos que en el aprendizaje se infunden en el NGC son tesoros que los alumnos llevaremos siempre. Solo tengo palabras de agradecimiento con el colegio, los profesores y sus directivas. Su metodología de trabajo garantiza la preparación de líderes sólidos desde lo intelectual y lo espiritual.